El Rototom Sunsplash se celebra en Benicàssim (Castellón, España) en el Recinto de Festivales, ubicado en la carretera N-340, km. 986,300.

Porque 40 años encerrados en un campo de refugiados es demasiado tiempo. Lo saben bien los miles de saharauis que desde hace cuatro décadas se levantan cada día con la arena del desierto argelino de Tindouf como único horizonte. Sin esperanza. La que ha perdido también el pueblo saharaui que resiste en los territorios ocupados por Marruecos en 1975 y que aguarda desde hace ya demasiado la celebración de un referéndum de autodeterminación. El pasado abril la ONU amplió hasta 2016 su misión internacional para el Sáhara Occidental (Minurso), pero excluyendo de la misma la supervisión de la situación de los Derechos Humanos en la antigua colonia española. El silencio de la comunidad internacional se ha convertido posiblemente en el principal escollo para zanjar un conflicto que mantiene dividido a todo un pueblo. Un pueblo desesperado, carente de libertades y con sus derechos vulnerados que empieza a ver en la internacionalización de su causa la única alternativa para poner fin a décadas de exilio y ocupación.